En la escuela persiste un conjunto de fuerzas que inhiben el desarrollo de la creatividad y sin duda dificultan su expresión. Se hace énfasis en la reproducción del conocimiento y en la memorización de contenidos, en muchos de los casos se exige al educando conocimientos obsoletos.
“Una característica del sistema de educación es el hecho de que, desde los primeros años de escuela, se aprende que para cada problema o cuestión hay apenas una respuesta correcta, siendo fortalecida todo el tiempo la dicotomía cierto-falso aprendiendo el alumno que él debe siempre dar la respuesta correcta, que no puede engañarse, siendo visto el error como sinónimo de fracaso y que debe ser evitado siempre. El error genera sentimientos de vergüenza y constreñimiento. El espacio reservado para preguntas que posibilitan múltiples respuestas, para la exploración de nuevos abordajes en el proceso de solucionar problemas y para el uso de formas divergentes de lidiar con el contenido programático, es muy reducido, si no inexistente en la gran mayoría de las escuelas”.
Conjuntamente con dicha práctica se cultiva el miedo al error y al fracaso, tendiendo a subestimar el potencial y el talento de los educandos; así como la relevancia a la incapacidad, ignorancia e incompetencia del alumno; situación que conduce al desarrollo de una visión pesimista de los recursos de nuestra mente, de la capacidad de crear y proponer nuevas ideas y de vislumbrar nuevas posibilidades y opciones ante problemas y desafíos.
Actualmente, se está exigiendo un perfil de hombre marcado sobre todo, por la autoconocimiento, autoconfianza, iniciativa, independencia de pensamiento y acción, persistencia, coraje para arriesgarse y tomar decisiones y habilidad para solucionar nuevos problemas.
Paradójicamente a esta realidad nuestra educación cultiva rasgos de:
*Obediencia
*Pasividad
*Dependencia
“Una característica del sistema de educación es el hecho de que, desde los primeros años de escuela, se aprende que para cada problema o cuestión hay apenas una respuesta correcta, siendo fortalecida todo el tiempo la dicotomía cierto-falso aprendiendo el alumno que él debe siempre dar la respuesta correcta, que no puede engañarse, siendo visto el error como sinónimo de fracaso y que debe ser evitado siempre. El error genera sentimientos de vergüenza y constreñimiento. El espacio reservado para preguntas que posibilitan múltiples respuestas, para la exploración de nuevos abordajes en el proceso de solucionar problemas y para el uso de formas divergentes de lidiar con el contenido programático, es muy reducido, si no inexistente en la gran mayoría de las escuelas”.
Conjuntamente con dicha práctica se cultiva el miedo al error y al fracaso, tendiendo a subestimar el potencial y el talento de los educandos; así como la relevancia a la incapacidad, ignorancia e incompetencia del alumno; situación que conduce al desarrollo de una visión pesimista de los recursos de nuestra mente, de la capacidad de crear y proponer nuevas ideas y de vislumbrar nuevas posibilidades y opciones ante problemas y desafíos.
Actualmente, se está exigiendo un perfil de hombre marcado sobre todo, por la autoconocimiento, autoconfianza, iniciativa, independencia de pensamiento y acción, persistencia, coraje para arriesgarse y tomar decisiones y habilidad para solucionar nuevos problemas.
Paradójicamente a esta realidad nuestra educación cultiva rasgos de:
*Obediencia
*Pasividad
*Dependencia
También importante señalar que cada vez la enseñanza se dirige hacia conocimientos del mundo exterior, contribuyendo muy poco al autoconocimiento, a la reflexión sobre sí mismos, sobre el potencial de nuestra mente y sobre el poder y valor de nuestra imaginación.
La escuela aún no considera la imaginación y fantasía como dimensiones importantes de la mente.
La problemática de la creatividad se enmarca en la aceptación y disposición para el cambio, para tomar la iniciativa.
La escuela aún no considera la imaginación y fantasía como dimensiones importantes de la mente.
La problemática de la creatividad se enmarca en la aceptación y disposición para el cambio, para tomar la iniciativa.
El autoritarismo, el verbalismo, la dicotomía maestro-alumnos, la falta de comunicación, el individualismo, son rasgos de una escuela que seguramente no alienta la creatividad porque no puede, para sí, como organización, actuar con flexibilidad; sabemos que la desinhibición y la interacción entre actores institucionales promueve una institución creativa.
La escuela puede ser un “laboratorio” para el aprendizaje creativo al crear el clima adecuado para que todos puedan:
· Imaginar
· Preguntar
· Curiosear
· Argumentar
· Combinar
· Cuestionar
· Transformar
· Imaginar
· Preguntar
· Curiosear
· Argumentar
· Combinar
· Cuestionar
· Transformar
Jakelynn Yllescas Pinto
Referencias: http://educar.jalisco.gob.mx/10/10eunice.html
Delia, A. (2007). La Creatividad en la educación infantil. e- Eccleston. Lenguajes Artísticos- Expresivos en la Educación Inicial.
A ésto me refería presisamente cuando hablamos de los bloqueos de la creatividad, cuando ellos se originan en el sistema educativo.
ResponderEliminarCon éste tipo de análisis ustedes pueden ir tomando postura frente a la necesidad de construir curriculos escolares donde la creatividad sea considerada una competencia básica a ser desarrollada por el sistema social, la demanda de creatividad es una urgencia en nuestro país, a la fecha los ciudadanos somos víctimas de la falta de creatividad (inteligencia social) y de ética de los supuestos "conductores de la patria"; debemos pensar seriamente en las futuras generaciones de líderes
PBB